Decálogo para convertirte en una joven promesa literaria

Lo he encontrado en el blog de Manuel Astur y me ha encantado, así que con permiso, lo adapto. Ahí van 10 consejos infalibles para convertirse en una joven y rebelde promesa literaria aunque no tengas absolutamente nada que contar o no tengas ni idea de cómo juntar dos palabras:


1. Menos es más.
Tus limitaciones son enormes pero no te preocupes; haz de ellas tu mayor virtud. Todo vale mientras digas que ha sido intencionado. Ahí van algunos ejemplos
¿No tienes vocabulario? Repite palabras hasta el hartazgo. El Mundo es un aburrimiento y tú no eres más que un mero reflejo de un tiempo y un momento.
¿Te cuesta la de Dios escribir frases subordinadas o mínimamente complejas? Perfecto, frases cortas y a correr millas: Tienes un estilo nervioso, tenso y muy directo: no te andas con tonterías ¿Qué pasa?
¿Tus personajes son más planos que tu iPad? No; te cagas en la novela psicológica. Tus personajes son iconos de esta sociedad superficial en la que vivimos.
Lo bueno es que la mayoría de lectores jóvenes tienen las mismas limitaciones que tú y creen descubrir América en cada párrafo, están desesperados por encontrar referentes generacionales fáciles. Así que por fin hallarán a “alguien que habla como ellos, sin pedanterías”, “una voz amiga”, “alguien sincero”.

2. Tú eres tu mejor tema.
No te devanes los sesos con tonterías. No hace falta idear tramas complejas o ingeniosas. Tú escribe páginas y páginas sin saber ni de lo que hablas y tus propias carencias intelectuales pondrán de manifiesto los dos o tres temas que te interesan por pura repetición. Eso sí, mete las palabras “muerte”, “fin del Mundo”, “locura” y alguna escena de sexo explícito de vez en cuando para redondear.

3. Historia.
Esto es aún más sencillo. El resumen de la historia tiene que ser como un buen estado de Facebook, de esos con muchos “me gusta”. Ejemplos:
“Un chico se droga, folla y come kebabs de madrugada y está muy cabreado con el Mundo porque sus padres le han educado para ser consumista pero no para ser feliz”.
“Una chica muy puta pero de gran vida interior y tendente a la bipolaridad se dedica a comer pollas y a hacerse fotos con cara de colocada en los baños de las discotecas porque no encuentra sentido a la vida”(“bipolaridad” es la palabra clave, recuerda).
“Un gordo freak se pasa las noches viendo porno, hablando en chats sobe cine raro y leyendo cómics y libros de Cioran porque es un genio incomprendido” (Toma realismo social; cualquier gordo freak se cree un genio, qué astuto eres!).

4. El Principio de Modernidad.
Mete muchas cosas de rabiosa actualidad, aunque no vengan a cuento ni estén justificadas: Twitter, Descargas ilegales, Spotify, Facebook, Blogs, SMS, la última mierda de Apple (esto es fundamental), la droga de moda, esa banda que viste en directo en el Primavera Sound y que nadie conoce... Probablemente dentro de unos años dará mucha risa pero para entonces tú ya te habrás forrado, tranquilo.

5. El lenguaje del pueblo
¿Desde cuándo se supone que un escritor ha de escribir y hablar mejor que el pueblo? ¿A qué fin tanta pedantería? Tú eres un fiel reflejo de la juventud y tienes que hablar igual (de mal) que ellos. Exagera mucho, como si fuera un capítulo de Física o Química, y mete jerga de la peor calaña y tacos fuera de lugar. Eso sí, de vez en cuando introduce alguna palabra muy compleja (de las de diccionario) y alguna muy profunda (de las de los poemas). Los anglicismos ahora están muy de moda, así que what the fuck, aprovéchalo.

6. Citas y maestros.
Se supone que eres escritor y que has leído muchísimo. Así que cómprate unos libros de Vila-Matas y fusila todas sus citas. En serio, es genial, es algo así como esos libros de Las 1001 canciones que tienes que escuchar antes de morir pero en culto y poético. Ahí van algunos ejemplos prácticos:
Yo, al igual que Allen Gisnberg, quería follarme a mi profesor. (Poner versos totalmente sacados de contexto en boca de sus autores es todo un chollo).
Mientras entraba por la puerta de la discoteca, mi cerebro acelerado por la cocaína pensaba eso que dijo Baudelaire de que hay que ser absolutamente moderno. (Perfecto, aplicar el moderno de Baudelaire al “modernillo” de hoy en día).
También se supone que tienes que tener un maestro, alguien que te haya inspirado. Pero claro, los que realmente has leído, como Paul Auster, Murakami, Bolaño o Houellebecq, no valen: son demasiado famosos. La historia de la literatura está llena de escritores supuestamente buenos de los que no se acuerda ni su madre. Elige el que más te guste y encúmbralo. Eso sí, piensa que tus lectores potenciales, como mucho, pondrán su nombre en la Wikipedia, así que elige cuidadosamente teniendo en cuenta los siguientes puntos:
a) biografía turbulenta y llena de lagunas (así podrás inventarte lo que quieras).
b) dificultad para conseguir sus textos.
c) dificultad para, una vez encontrados, poder entenderlos y/o soportarlos.
d) que esté muerto y olvidado (no vaya a ser que le dé por defenderse).

7. Tú eres tu mejor obra.
Y, por lo tanto, tu aspecto tiene que ser un buen escaparate. Si eres chica y estás muy buena, estropéate un poco; el lápiz de ojos corrido, las uñas mal pintadas de rojo, ojeras, despeinada, como si acabaras de salir del peor after desorientada y sin bragas. Si por el contrario no lo estás, da a entender sutilmente que en la cama eres una auténtica zorra loca e imprevisible: ropa negra, gran escote, fotos medio en pelotas, sangrando por la nariz, tatuajes en las tetas, esas cosas que les ponen a los editores y a los lectores y hacen que las mujeres te odien. Si eres chico, mejor que seas feo ya que en el inconsciente colectivo los inteligentes han desarrollado su cerebro por su falta de vida sexual. Si, por desgracia, estás muy bueno, disimúlalo, como si no fuera contigo, ni te habías dado cuenta, y conviértete en “alguien atractivo”. Y eso sí, importantísimo, siempre con aspecto de moderno; ya sabes: sombrero, gafapasta, barba, ropa de colores...

8. Eres un gran tag.
Esto es más viejo que Eurovisión pero sigue funcionando, y más aún hoy en día gracias a internet. Que hablen de ti, muy mal o muy bien, pero que hablen. Fomenta la polémica a toda costa. Incluso el mayor capullo, si insiste y tiene “actitud”, encontrará seguidores.
Tu nombre tiene que ir siempre asociado a una serie de palabras y conceptos; sé el más joven, el más polémico, el más nuevo, el más guarro, pero sea lo que sea, sé el más, siempre. Los periodistas no tiene mucho tiempo para pensar y ser críticos y si estás siempre rondando por sus cabecitas ten por seguro que te citarán encantados.
Además hay que tener en cuenta que hasta el último idiota que tiene un blog lo que quiere es tener visitas, ser leído, y si tu nombre le garantiza un número elevado de ellas estará encantado de escribir sobre ti. Es así de simple. Insultar o alabar a un don nadie no tiene sentido. Ahí va una clase práctica:
Ray Loriga es mierda (10 visitas, fracaso).
Fernandez-Mallo es tonto y feo (1000 visitas, bien).
Pola Oloixarac no me termina de convencer pero bien a gusto me la follaría (10.000 visitas, win!).

9. Busca secuaces.
Para todo roto hay un descosido y si adquieres popularidad te saldrán miles de amigos. Escoge con cabeza. Siempre está bien un amigo muy gracioso pero que sea mucho peor escritor que tú (no vaya a querer suplantarte), una chica alocada con serios trastornos de personalidad, alguna fotógrafa sexy que tome testimonio de vuestra alocada vida, algún poeta infumable y, esto es importante, un crítico literario que quiera medrar. Defendeos aunque nadie os ataque, no hay mejor modo de llamar la atención y crear polémica. Recuerda siempre que una gilipollez, si es colectiva, no es gilipollez sino Movimiento.

10. Hommo Irónicus.
Por fortuna para ti, en la actualidad la cobardía, la ignorancia, la tontería o el puro mal gusto pueden resguardarse en la trinchera de la ironía. Tenla siempre a mano, te sacará de más de un aprieto al mismo tiempo que hará ver que eres una persona muy inteligente. Algunas respuestas útiles:
Escribes como el puto culo. – Qué quieres, me he pasado la mitad de la vida jugando a la videoconsola y la otra mitad follando...
¿Cómo llevas las malas críticas? – Cada vez que leo una me corto un dedo de la mano y juro ante Dios intentar ser mejor escritor.
Eete texto es una auténtica basura. – Ya ves, viejuno, es que yo también soy joven, polémico y moderno (Dios, pero qué clase tengo…)

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